Al iniciar un nuevo año son muchas las personas cuyo propósito es adelgazar y, una gran mayoría, terminan siguiendo las famosas dietas milagro con patrones restrictivos e insostenibles en el tiempo. ¿La consecuencia? Sufrir el efecto rebote. ¿Sabes en qué consiste realmente, por qué se produce y cómo evitarlo? Te damos todas las respuestas a continuación.
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¿Qué es el efecto rebote?
También conocido como efecto yoyó, el efecto rebote consiste en recuperar el peso al tiempo de terminar una dieta hipocalórica con el fin de adelgazar.
El efecto rebote se da con frecuencia en las dietas más restrictivas que prometen una pérdida de peso en poco tiempo. Y es que querer adelgazar rápido optando por una alimentación muy baja en calorías no es un propósito realista a largo plazo, además de tener consecuencias negativas para la salud física y mental de la persona.
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¿Por qué se produce el efecto rebote?
Seguir una dieta restrictiva hace perder peso pero, a la larga o a la corta, cuando la persona logre perder los kilos que buscaba y vuelva a retomar su alimentación, recuperará el peso inicial e, incluso, puede que más. Aquí los principales motivos:
Metabolismo más lento
Al realizar una dieta, el metabolismo tiende a ralentizarse y el organismo gasta menos energía para conservar reservas. Sin embargo, al terminar y retomar la alimentación de siempre, se ingieren más calorías y se quema menos porque el metabolismo va más despacio. De ahí que haya personas que terminan incluso aumentando el peso que tenían antes de hacer la dieta. Además, la mayor parte del peso que se tiende a perder en esas dietas no es grasa, sino más bien agua y masa muscular.
Baja producción de hormonas tiroideas
Al dejar la dieta y acumular más fácilmente un exceso de calorías, también se producen menos hormonas tiroideas y, por ende, se recupera más rápido el peso perdido y se despiertan con más fuerza hormonas como la grelina, la cual estimula el apetito.
Consumo carbohidratos y grasas en exceso
Es habitual que en las dietas tan restrictivas, más tarde o más temprano, la persona termine desarrollando más ganas de comer y, en mucho casos, haciéndolo de forma descontrolada. En este sentido, se suele abusar de esos alimentos “prohibidos” en la dieta como los que contienen carbohidratos y/o grasas en mayor cantidad.
Cómo evitar el efecto rebote en las dietas
Tal y como defienden los profesionales en dietética y nutrición, para perder peso solo hay un camino viable: crear un déficit calórico, es decir, consumir menos calorías de las que se gastan. Así de simple, y sin restricciones. Esta es la vía más efectiva y sostenible para lograr una pérdida de peso mantenida en el tiempo, sin tener que restringir grupos de alimentos concretos,
Por otra parte, además de ingerir menos calorías de las que se gastan, si el objetivo es adelgazar, la práctica de actividad física deberá formar parte de la rutina diaria. En este sentido, combinar el ejercicio de cardio y fuerza es la mejor fusión para potenciar la quema de grasas, pero sin perder músculo. Asimismo, la idea es que la práctica deportiva se instaure como un hábito a largo plazo, y no solo como estrategia temporal para perder unos kilos en un momento concreto.
En definitiva, para bajar de peso evitando el efecto rebote la clave está en ingerir menos calorías de las que se gastan, siguiendo una alimentación saludable y nutritiva, complementada con la práctica de actividad física. Y es que no se trata de hacer dieta y/o ejercicio durante un tiempo determinado, sino de adoptar un estilo de vida que se pueda mantener en el tiempo.