En este artículo hablaremos de la natación terapéutica, una disciplina que se práctica en el agua empleando varios métodos beneficiosos para determinadas personas que sufren patologías o lesiones. Sin embargo, no debemos olvidar que cuando nos referimos al tratamiento de dolencias, es primordial contar con el asesoramiento de un profesional especializado que planifique y especifique los ejercicios óptimos y focalizados en mejorar la zona dañada del paciente. Además, dicho profesional debe supervisar la correcta realización de los ejercicios y efectuar un seguimiento para evaluar el progreso de mejora. De modo que, si tienes interés en formarte como instructor/a de esta práctica, puedes hacerlo con nuestra formación como Monitor en Natación Terapéutica.
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Toggle¿Qué función tiene la natación terapéutica?
Por si misma, la natación como la conocemos es una práctica que tiene como principales objetivos la mejora del rendimiento físico, la mejora de las habilidades motrices y también la mejora de la capacidad pulmonar. Sin embargo, cuando nos referimos a la natación terapéutica hacemos referencia a la práctica o método que se centra en tratar lesiones o dolencias concretas.
En este marco, el objetivo de dicha actividad es promover el movimiento adecuado dirigido a la rehabilitación, compensación y prevención de lesiones.
La finalidad de esta disciplina es fortalecer el organismo, trabajar la musculación del cuerpo y la respiración, busca el equilibrio entre cuerpo y mente.
¿Cuáles son las patologías que más derivan a realizar esta práctica?
Engloba aquellas patologías en las que generalmente queremos reducir el dolor, hinchazón o calambres y aumentar la movilidad y la fuerza muscular.
Entre las más comunes:
- Enfermedades cardiovasculares
- Tratamientos para la espalda
- Patologías discales, musculares o articulares
- Enfermedades respiratorias
- Depresión, estrés y trastornos psicosomáticos
- Tratamientos de control postural
- Post-operatorio
El agua como medio de terapia
Realizar actividad física en el medio acuático, con el fin terapéutico proporciona ciertas ventajas de las que no disponemos realizando ejercicio en tierra. Gracias a sus características es un elemento favorecedor en la recuperación de diversas patologías e incapacidades.
El agua es un medio ideal para realizar esa actividad debido a sus propiedades físicas y versatilidad; la inmersión equilibra y proporciona la relajación de músculos y huesos. El margen de movilidad es mayor, debido a que, nos permite flotar y reducir el impacto sobre los huesos y articulaciones. Con ello, aumentamos la capacidad de resistencia y se minimiza el riesgo de lesiones.
- Reduce la fuerza de la gravedad, mediante la propiedad de flotación. Es decir, el peso del cuerpo disminuye y permite controlar fuerzas de compresión sobre las articulaciones.
- Permite fortalecer los músculos debido a la Viscosidad. Esta propiedad tiene un papel fundamental en las perdidas de carga, cuando el cuerpo se encuentra en medio del agua los músculos se relajan, pero, si nos movemos el roce de ambos nos permiten trabajar la fuerza de resistencia contra ese líquido. En otras palabras, es como levantar peso.
- La presión hidrostática del agua es la presión que sufren los cuerpos sumergidos en un fluido. Dicha propiedad nos aporta ciertas ventajas, como, el aumento del retorno venoso favoreciendo el flujo de sangre que retorna al corazón.
- La temperatura del agua también es un factor a tener en cuenta. Fría, templada, caliente… Según la necesidad del paciente debe ajustarse y que sea apta para su tratamiento.
Realizar ejercicios de esta modalidad acuática favorece a la mejora de la postura corporal, desarrolla la flexibilidad y reduce la tensión muscular que se acumula día a día.
Principales beneficios
Como bien hemos dicho, la natación terapéutica requiere la instrucción de un profesional. Cada caso en particular debe ser tratado de forma individual en función de la lesión o enfermedad de la persona. De modo que, reunimos algunos de los beneficios de carácter general:
- Deporte de bajo impacto
- Mantiene flexibles las articulaciones
- Mejora la oxigenación y circulación sanguínea
- Favorece la coordinación y motricidad
- Reduce el riesgo de sufrir caídas
- Reduce la tensión y el estrés
- Beneficios psicológicos, favorece la autoestima, el ánimo y la confianza.