La equinoterapia es una herramienta terapéutica que puede tratar muchas enfermedades físicas y psicológicas. Se trata de un soporte sanitario que cada vez más es reconocido en el tratamiento de personas con discapacidades. Por ello, su crecimiento a nivel mundial es constante gracias a que sus resultados positivos se pueden obtener en un corto plazo. ¿Te gustaría saber cómo se realiza este tratamiento y en qué patologías se puede aplicar? No te pierdas nuestro blog, te lo contamos todo a continuación.
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Toggle¿Qué es la equinoterapia?
Es un tratamiento terapéutico que, a partir de los movimientos de los caballos, logra mejoras en los pacientes. En esta técnica complementaria, el animal es quien ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades.
Además, la terapia ecuestre abarca disciplinas como la medicina, la psicología, el deporte y la pedagogía. Y. contribuye en el desarrollo físico, emocional, social y cognitivo de los pacientes que la practican.
Origen de la terapia con caballos
Si buscamos las primeras referencias del uso de caballos como tratamiento terapéutico, tenemos que remontarnos a la época griega. Los griegos ya tenían la idea de que montar estos animales curaba y prevenía algunas dolencias. Con el paso de los años, podemos encontrar decenas de autores que hablan sobre las mejoras que conlleva la actividad ecuestre.
Aun así, la equinoterapia como tal nació en México, de la mano de un preparador físico llamado Rogelio Hernández Huerta, en 1969. Empezó formando grupos de personas con discapacidades y trabajándolas a partir de sus conocimientos en la materia. Ahora bien, las metodologías que llevaba a cabo en aquel entonces no son las mismas que las que se practican en la actual gimnasia ecuestre.
Fundamentos científicos de la terapia ecuestre
A partir de ciertas investigaciones por todo el mundo se han descubierto una serie de factores que fundamentan la equinoterapia como recursos sanador de problemas físicos y psicológicos. A continuación, te presentamos en qué consisten.
Movimiento tridimensional y rotativo
Cuando el caballo avanza al paso, los movimientos de la persona que va montada en él son prácticamente iguales a cuando caminamos. Este mismo patrón crea efecto en la pelvis y el tronco del jinete, aún estando sentado en el lomo del animal. Los movimientos del corcel suelen ser rítmicos, lo que transmite al jinete hasta 120 impulsos, que estimulan neurológica y físicamente el cuerpo de la persona montada.
Esto reduce la generación de arcanos, que favorece la sinapsis neuronal y permite que el cerebro identifique sus músculos. Hay que tener en cuenta que las personas que practican equinoterapia a menudo tienen afectado el sistema nervioso, por lo que no siempre se percatan de su existencia.
Binomio hombre-caballo, influencia psicológica y estimulación neurosensorial
Entre el jinete y el caballo se suele establecer la comunicación primaria, que es afectiva y estimula la confianza del paciente. A partir de esta relación, los pacientes conectan con la naturaleza y la terapia se vuelve más integral.
Cuando la persona se siente bien y está disfrutando de las prácticas, su cerebro estimula los 5 sentidos, lo que favorece a los procesos mentales complejos. Además, la actividad ecuestre genera procesos mentales superiores. Esto se debe a la estimulación de moléculas de señalización, que actúan como neurotransmisores.
Equinoterapia para modificar la conducta
Con esta terapia, los padres de los pacientes adquieren confianza hacia ellos al verlos interactuar con un animal de semejante condición, hecho que ayuda a apoyarlos en su autoestima y dependencia.
Por otra parte, la disposición que tiene el jinete cuando realiza actividades ecuestres se puede aplicar en otras áreas y con otros ejercicios psicológicos o neurológicos. Por ejemplo, dinámicas que los ayuden a mejorar la respiración, la coordinación y a desarrollar otras habilidades motrices.
Modalidades de la equitación terapéutica
Cuando hacemos referencia a la equinoterapia, estamos hablando de diferentes modalidades terapéuticas en las que el caballo es la herramienta mediadora. Estas son:
Hipoterapia: esta modalidad se basa en aspectos como la transmisión del calor corporal del caballo a la persona, impulsos rítmicos y movimiento tridimensional.
Volteo terapéutico: es la disciplina que consiste en hacer ejercicios gimnásticos sobre el lomo del caballo para trabajar, sobre todo, el equilibrio y la coordinación.
Equitación como terapia: con el contacto con el caballo, el paciente se motiva y esto se aprovecha para poner soluciones a problemas de adaptación o aprendizaje, partiendo de la posibilidad de educar. Por lo tanto, se basa en un sistema emocional.
Deporte con caballos adaptado: es la equitación en su forma natural, por deporte o por entretenimiento, con adaptaciones para las personas con necesidades especiales.
Disciplina ecuestre social: se aprovecha la relación afectiva entre el caballo y la persona para ayudar a superar conflictos. De este modo, va dirigida a la superación personal y a incrementar la autoestima.
Ocio terapéutico: las actividades de ocio nos aportan bienestar, por ello esta modalidad permite disfrutar en un formato lúdico con los caballos y la naturaleza.
¿Qué usuarios pueden tratarse con caballos?
La gimnasia ecuestre está especialmente indicada para diferentes tipos de parálisis, personas con Síndrome de Down, con esclerosis múltiple o trastornos generalizados del desarrollo, como el autismo o psicosis.
También es oportuno en cuadros clínicos como luxaciones de cadera o vértebras del cuello y en problemas reumatológicos como artritis o artrosis. Por otro lado, también se aplican programas específicos en pacientes con enfermedades no deshabilitadoras, como el asma, el estrés o la depresión.
¿Cuáles son los beneficios de la equinoterapia?
La terapia con caballos aporta beneficios que destacan por desarrollar el tono muscular de las personas, pero también se obtienen beneficios psicológicos.
El hecho de ejercitar simultáneamente varios músculos incrementa la fuerza, la resistencia, la coordinación, el equilibrio y mejora la destreza motora. El caballo transmite vibraciones que actúan estimulando el sistema nervioso del jinete. Además, mejora la postura del tronco y la cabeza y refuerza la psicomotricidad. También mejora el sistema circulatorio y el funcionamiento del aparato respiratorio.
En cuanto a la parte psicológica, su práctica aumenta la motivación y mejora la atención y concentración de los jinetes. Corrige problemas de conducta, estimulando así el desarrollo de la autoconfianza y la autoestima. También se logra un diálogo no verbal con el caballo que facilita las relaciones sociales.